En el desarrollo del feto humano, este pasa por diversas etapas que reflejan la evolución del hombre. El feto tiene en sus comienzos branquias, cola y membranas interdigitales, residuos ancestrales de nuestro origen acuático. Esas características van desapareciendo, o un órgano es reemplazado por otro, como es el caso de las branquias. Todo este proceso se desarrolla en un medio totalmente acuático, el líquido amniótico. Este proceso no incluye, que yo sepa, plumas o cuernos que nos emparenten con aves o dinosaurios, aunque si compartimos, aun desarrollados y fuera del ámbito uterino, algunas semejanzas con saurios y reptiles, como son los cinco dedos de pies y manos y similares articulaciones en brazos y piernas, como así también la misma cantidad de huesos en esas extremidades. Todo esto, mas que curioso, demuestra la existencia de un plan evolutivo diseñado por una inteligencia de alcances inimaginables. El cromosoma humano es el responsable, entre miles de funciones, de que estas características se transmitan a nuestra descendencia, no en forma de clon, sino con la creación de un sello personal para cada ser, y esto se comparte con el resto de los seres vivientes (de este mundo por lo menos). En el cromosoma, en cada uno de ellos, de los millones que hay en cada una de los millones de células de un ser vivo, está escrita nuestra historia evolutiva, con todos sus pormenores, como un reaseguro de que si en el universo quedara solo la última célula viva de un ser humano, de esta podría surgir todo el maravilloso proceso creativo, en todas sus etapas, de esta maravilla que es la vida en nuestro planeta, y quizá en todo el cosmos.
Ahora bien, cada cromosoma tiene una completa memoria de lo que fue nuestro pasado, pero ¿tiene una memoria pormenorizada de lo que será nuestro futuro como raza humana? Hay una gran cantidad de cromosomas que nuestra ciencia actual aun no les encuentra significado: ¿está escrito en ellos quizás todo el futuro de nuestra raza, hasta el desarrollo final de una súper raza? ¿estará escrito nuestro paso a organismos menos densos, nuestro desarrollo como seres espirituales o bien, por que no, el fin de esta raza tal como es o su desaparición definitiva?
Estamos viendo, la ciencia lo reconoce, la venida al mundo de cada vez mas niños de los llamados “índigo” o “cristal”, seres que sin ninguna duda traen consigo cambios genéticos de suma importancia, y también cambios espirituales, o por lo menos una nueva concepción de la vida humana, muy distinta a lo que hemos visto hasta ahora.
Cada célula de cada ser vivo tiene inscripto en su mapa genético la fecha, la hora, el segundo, quizás, en que su vida ha de terminar (salvo accidente, supongo, pero no estoy seguro…). No dura lo mismo una célula ósea que una célula de la mucosa del estómago, que son de rápida reproducción por la misma agresión del medio. Las células que formaban esos órganos primitivos del feto, no se esfuman, no se pudren, no contaminan: en el momento justo, suspenden su vida a través de un proceso de autoeliminación, son fagocitadas por los glóbulos blancos y cualquier resto es absorbida por células vecinas. Este proceso se llama”apoptosis”. Asimismo, hay una reposición permanente del cuerpo de todo ser vivo, a través del citado proceso. Dice el Dr. Deepak Chopra que la muerte da paso a la vida: nuestro cuerpo está muriendo permanentemente para que podamos seguir vivos. Cualquier intento de hacer inmortal a la célula, nos llevaría a una especie de momificación. También, dice Chopra, (y cualquier tratado sobre la célula) que las únicas células que no mueren por el proceso de apoptosis, ya que carecen de la química necesaria para ello, son las cancerígenas y las de algunas otras pocas enfermedades. Estas células, en su afán de proliferar y eternizarse, provocan la muerte. Que paradoja.
Adoplfo Cipriani, 29/05/06
Friday, June 02, 2006
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